A la hora de asesorar a los novios en sus votos matrimoniales, tenéis que
transmitirles que se trata de una parte fundamental de la ceremonia de boda y que,
lógicamente, han de prepararse con tranquilidad y profundidad personalizándolos
al máximo. El momento en el que los novios expresan sus votos, es una ocasión
única y llena de emotividad. Merece la pena que se tomen su tiempo para
estar a la altura de las circunstancias.
La fórmula
habitual en España pero que resulta de lo más manida es la de “Yo (nombre del
novio) te quiero a ti (nombre de la novia) como esposa y me entrego a ti y
prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la
enfermedad, todos los días de mi vida”.
Los contrayentes de cansan de hacer las mismas cosas que el resto, por lo que aquí van unos trucos para redactar sus votos más fácilmente con los que podéis quedar de lujo:
● No tengáis
prisa y no lo hagáis a ratitos. Tomaos vuestro tiempo, en algún momento en el que
sepáis que estáis tranquilos, libres de interrupciones e invocad a las musas.
● Olvidad las palabras rimbombantes y retóricas. Intentad ser escuetos, concisos y sencillos para que el mensaje llegue sin segundas lecturas.
● Pensad en vuestra pareja y por qué queréis casaros. Apuntad las razones y analizadlas.
● Meditad sobre cómo os sentís cuando estáis con vuestra pareja. Qué factores fueron determinantes para elegir a esa persona y qué expectativas cumplen con creces.
● Reflexionad sobre qué cosas podéis aportar cada uno al matrimonio y las promesas que queréis hacer. Quizá no seáis excesivamente cariñosos, pero sabéis que sois fieles y trabajadores, por ejemplo. Entonces, decídselo. Escribid que sabéis que aportaréis a esa unión una serie de principios que son importantes para el buen funcionamiento de vuestra vida en común. Hay personas que necesitan confianza, reafirmaos en ella, para poder transmitir vuestros sentimientos.
● El apoyo es de capital importancia en cualquier relación. Quizá a uno de los dos, en algún momento, le surja un trabajo en otro país, o se encuentre con dificultades económicas, o alguna circunstancia extrema, una enfermedad, un enfrentamiento familiar, etc… Si creéis que, pase lo que pase, vais a estar ahí, la mejor promesa que podéis hacerle, es una declaración de vuestro apoyo incondicional.
● Olvidad las palabras rimbombantes y retóricas. Intentad ser escuetos, concisos y sencillos para que el mensaje llegue sin segundas lecturas.
● Pensad en vuestra pareja y por qué queréis casaros. Apuntad las razones y analizadlas.
● Meditad sobre cómo os sentís cuando estáis con vuestra pareja. Qué factores fueron determinantes para elegir a esa persona y qué expectativas cumplen con creces.
● Reflexionad sobre qué cosas podéis aportar cada uno al matrimonio y las promesas que queréis hacer. Quizá no seáis excesivamente cariñosos, pero sabéis que sois fieles y trabajadores, por ejemplo. Entonces, decídselo. Escribid que sabéis que aportaréis a esa unión una serie de principios que son importantes para el buen funcionamiento de vuestra vida en común. Hay personas que necesitan confianza, reafirmaos en ella, para poder transmitir vuestros sentimientos.
● El apoyo es de capital importancia en cualquier relación. Quizá a uno de los dos, en algún momento, le surja un trabajo en otro país, o se encuentre con dificultades económicas, o alguna circunstancia extrema, una enfermedad, un enfrentamiento familiar, etc… Si creéis que, pase lo que pase, vais a estar ahí, la mejor promesa que podéis hacerle, es una declaración de vuestro apoyo incondicional.
De vez en cuando, echadle un vistazo a vuestro escrito y ordenad vuestras ideas. Seguro que, cada mes, se os van ocurriendo nuevos
votos y nuevas promesas. Y no olvidéis,
una vez los hayáis terminado, leerlos en voz alta, así será como se escuchen el
día de vuestra boda!